martes, 23 de mayo de 2017

Carta nunca entregada

 Estimada, lamento no haberle contado antes, pero me incumbía el miedo a que se ponga mal vuestra merced, aunque veo así, pues, que iremos de mal estado de todos modos, y yo, humilde amante vuestro, no paro de chorretear lágrimas de sal, no paro de llorar a usted y de nombrarme estúpido por sobre todas las cuestiones del mundo. Esta carta a usted dictada será dejada en mi apocento humano para que vuestra amistad de verdad pase a por ella y se la entregue a vos y le confíe las palabras que yo deposité en confianza a ella y también lo mucho que este individuo sin nombre ama a vuestra merced. Llegado yo a mi morada teniendo de antemano la sabiduría de que partiría en cualquier momento, pero no de antemano que sería este día en que lloro vuestro amor sin poder yo despedirme y abrazarla tan fuerte como nadie podría jamás de los jamases hacer. Esté usted en tranquilo estado, prometo yo volver las jornadas de viernes para partir de nuevo a la apestada ciudad las madrugadas de lunes. Dicho todo esto, no hay mucho más para dedicarle en letras, solamente repetir que la amo y que me duele a millones no ser habilitado para decírselo de rostro a rostro.
 Hasta cuando vuelva, amada.
 Te ama, yo, el que te ama.

Posdata: La mayoría de mis escritos son para usted, sobresaltando entre ellos el más bello que te he escrito, "Mobile"

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